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32 Entonces la gente se lanzó sobre el botín, echaron mano a ovejas, vacas y terneros, los sacrificaron en el suelo y se comieron hasta la sangre. 33 Avisaron a Saúl:

— La gente está ofendiendo al Señor, comiendo sangre.

Él contestó:

— ¡Estáis siendo infieles! Traed hasta aquí ahora mismo una piedra grande. 34 Luego añadió:

— Dispersaos entre la gente y decidles que cada uno me traiga su res o su oveja. Luego las sacrificáis aquí y coméis. Pero no ofendáis al Señor comiendo la sangre.

Aquella misma noche toda la gente aportó su propia res y las sacrificaron allí.

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